Connor, Risa y Lev corren por sus vidas.
En la Segunda Guerra Civil se luchó por los derechos reproductivos. Su escalofriante final: la vida es inviolable desde el momento de la concepción hasta los trece años. Entre las edades de trece y dieciocho años, sin embargo, los padres pueden decidir que su hijo sea "desconectado", método mediante el cual todos las partes del cuerpo del niño son transplantadas a diferentes donantes, para que su vida no tenga técnicamente final.
Connor es demasiado difícil de controlar para sus padres. Risa, bajo la tutela del Estado, no es suficientemente brillante para merecer el gasto de mantenerla con vida. Y Lev es un diezmo, un niño concebido y criado para ser desconectado. Juntos, ellos quizás puedan tener la oportunidad de escapar y sobrevivir.
Opinión:
Este libro llevaba tiempo llamando mi atención, pero no acababa de decidirme a empezarlo porque es una serie aun abierta en inglés, hasta que una compañera de Goodreads y yo nos animamos a hacer una lectura conjunta. La sorpresa me la he llevado ahora al descubrir que apenas un mes más tarde se publicó en español, pero no debió de llamar la atención de la blogosfera o no se promocionó nada, porque no había visto ni una nota sobre él hasta que lo vi en la librería de otra compañera de Goodreads.
Pero bueno, vamos a lo importante: qué me pareció el libro.
La premisa del libro me fascinaba: abortos retroactivos cuando los niños tienen entre los 13 y los 17 años... Justo en la edad más conflictiva del ser humano: su adolescencia. Me parecía que el personaje de Connor representaría un tipo de adolescente extremo, violento y todo un delincuente que daría mala vida a su familia. Con semejante espada de Damocles sobre sus cabezas, ¿quién sino se arriesgaría a que sus padres estuviesen tentados a deshacerse de él? Por eso mi primera sorpresa fue que Connor era un adolescente normal. Con sus momentos rebeldes, notas mediocres en el instituto y sin mucha cabeza para medir las consecuencias de sus actos, pero nada extremo. En mi mente había creado un escenario donde sus padres pudiesen estar "justificados", pero el autor me la quitó nada más empezar: en esta sociedad no se necesitan excusas para desconectar a un hijo. Nadie te va a mirar mal si lo haces. Así que, sino tienes un hijo perfecto (o lo que tú consideres que tiene que ser un buen hijo), si te dan más cargas que alegrías... en cuanto cumplen los 13 puedes decidir donar su cuerpo para que se aprovechen sus órganos y todos y cada uno de los elementos que lo componen. Ni siquiera tienes porqué entregarlo tú mismo: tú firmas la cesión y el Estado se encarga de lo demás.
Así que Connor, que ya tiene 16, se encuentra por casualidad con la sorpresa de que sus padres han firmado la orden y sabe que en cualquier momento irán a buscarlo, así que decide huir antes, con la esperanza de que, si se mantiene escondido el tiempo suficiente, cumplirá los 18 y ya no podrán desconectarle. Pero su huida provocará un accidente en una autopista y el encuentro con los otros protagonistas.
Risa es una huérfana estatal. En un mundo en el que se respeta la vida hasta los 13, el aborto está prohibido, por lo que todos los embarazos no deseados llegan al parto, pero el abandono de los bebés está regulado para garantizar la vida de los recien nacidos, de tal manera que si alguien se encuentra a un bebé en su puerta, debe quedárselo como hijo propio, pero también pueden ser dados al Estado, como ocurrió en su caso. Y como en su caso, al alcanzar los 13 se les juzgará y determinará si merecen seguir en sus instalaciones. Solo los mejores sobreviven, y Risa, a los 15, "ha alcanzado todo su potencial", por lo que es llevada a un campo de Desconexión sin que sepa como evitarlo hasta que un accidente le da la oportunidad de escapar.
El caso de Lev es diferente. Desde que nació, al ser el 10º hijo (incluidos los abandonados ante la puerta de su casa), las creencias religiosas de sus padres les llevaron a decidir que sería entregado como "diezmo" cuando cumpliera los 13, así que ha sabido toda su vida cual sería el día de su muerte, pero eso no le ha hecho estar enfadado con la vida o con sus padres. Es un hijo ejemplar, gran estudiante y deportista, y siempre se ha cuidado para asegurarse de que su cuerpo llegara en las mejores condiciones al momento de la desconexión. Y si Connor no le hubiese secuestrado para huir, hubiese llegado al campo de desconexión con una sonrisa en la boca.
Así, tanto Risa como Lev estaban en esa carretera y por diferentes motivos acaban huyendo con Connor, que en realidad no tiene ningún plan y hasta lía más las cosas, así que Risa acaba tomando las decisiones sin acabarse de fiar del todo del "diezmo", que parece querer entregarse para que le desconecten cuanto antes.
Y esto solo es el principio. En la huida conocerán a gente que está a favor y en contra de las desconexiones, que les ayudan desinteresadamente o que quieren algo a cambio. Vivirán con el miedo a ser descubiertos, pero también con el miedo a lo que les puedan hacer ahora que están al margen de la sociedad. Risa es la voz de la razón, la que ha crecido más deprisa y cuya meta ha sido siempre sobrevivir, por lo que Connor, a pesar de ser mayor, se volverá hacia ella para aprender esas habilidades y controlar los impulsos de adolescente que llevaron a sus padres, precisamente, a decidir desconectarle y que ahora pueden ser incluso más peligrosos. Y Lev pasará de tener una idea muy concreta del mundo y su papel en él, a sufrir una transformación que puede llevarle a convertirse en alguien muy peligroso.
En fin, que es una lectura que, por la historia, me ha encantado, pero que tiene una gran pega, que es muy lenta y todo lo cuenta dando un montón de vueltas, lo que te hace perder el hilo y el interés en más de una ocasión, no entendiendo a dónde quiere ir a parar o qué pintan muchas de las historias y personajes que van apareciendo. ¿Para contextualizar más la historia? Sin embargo, a medida que avanza y nos vamos acercando al final, descubrimos las conexiones entre los personajes e ideas que nos han ido presentando, hasta que todo confluye al final. Lo mejor es la sociedad que presenta, absolutamente conforme con las desconexiones, y que las apoya, ya que suponen los "recambios" para todo tipo de patologías y enfermedades, tanto que algunas directamente ya no se tratan, sino que se sustituye por la "pieza" que se necesite (aunque la "calidad" dependerá del dinero/seguro que tengas). Es más, asistiremos a una "desconexión" y solo puedo decir que es absolutamente brutal por lo aséptico que lo presentan todo hasta el final.
Resumiendo, una gran historia que, a pesar de un inicio demasiado vago y monótono, va ganando fuerza a medida que avanza hasta su impresionante final.
3 ★ ★ ★ ★ ★
¿Conoceis ya esta distopía?
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