XXY (Argentina, 2007)
Alex sólo tiene 15 años pero esconde un gran secreto. Cuando nació sus padres decidieron dejar Buenos Aires e instalarse en una cabaña aislada en Uruguay. Una pareja de amigos de sus padres, van de visita con su hijo adolescente, Alvaro. El padre de Alvaro es un cirujano plástico y aceptó la invitación por su interés médico en Alex. Entre los jóvenes surge una atracción muy fuerte que hace que sus padres se enfrenten a lo que menos querían.
Opinión:
Al principio la película se hace lenta, muy lenta. No había leído la sinopsis, pero ni falta que hacía con semejante título (que no tiene que ver con el síndrome de Klinefelter) y la escena de llegada del cirujano y familia (que ahí no sabes aun que es cirujano), con un expediente con la foto de Alex y un libro titulado "Los origenes del sexo", y luego las customizadas muñecas del cuarto de Alex y su propio aspecto y comportamiento... Está claro que Alex no es una adolescente al uso, y se está revelando: se ha peleado con su mejor amigo (al que rompió la nariz) y ha dejado de tomar su medicación.
Y es que, si ser adolescente y sufrir los cambios físicos y mentales que conlleva ya es de por si difícil, para Alex y su familia no va a ser más sencillo, porque sus padres, y sobre todo su madre, quieren que elija, que sea ella la que finalmente decida qué es, si un hombre o una mujer, ya que la naturaleza no parece haberlo determinado desde su nacimiento: Alex es intersexual.
Esto, que podría haber sido tratado de forma morbosa, se nos presenta con una continua vuelta de tuerca en la historia, donde el espectador tratará, casi sin darse cuenta, de ponerse en el lugar de Alex y averiguar qué es en realidad (hombre o mujer, heterosexual u homosexual), al tiempo que Alex y el resto de sus amigos adolescentes tratan de averiguar qué sienten ellos, y los adultos, representados por el cirujano, tratan de etiquetar todo y ponerlo en su correcto lugar, "arreglando", si es necesario, aquello que se sale de sus parámetros, para al final darte cuenta de que nadie puede decidir qué está bien o mal en la vida de los demás, que ha de ser cada persona la que se defina a si misma, y que los demás deben aceptarlo.
Es dificil hablar de esta película sin desvelar sus sutilezas y vueltas de tuerca que te obligan a replantearte todo lo que creías tener claro sobre el "yo", y quizás por eso mismo hubo algunas escenas que me chirriaron, por demasiado directas, incluso burdas, como el ataque que sufre Alex pero que finalmente sirve para reconciliarla con su mejor amigo y que éste decida permanecer a su lado, y la conversación final entre Álvaro y su padre, que me pareció totalmente gratuita, habiendo establecido ya antes la opinión del padre con una escena más sutil pero igual de clara, la del vino. Pero sobre todo por esa declaración de amor final de Alex, ya que no cuadra con la claridad de ideas que ha demostrado justo antes con sus padres, y después con Álvaro. Precisamente en éste tiene más sentido, ya que todo lo vivido hace que abandone la isla más confuso de lo que llegó, pero no en la Alex del final.
Mención especial a Inés Efron (Alex). Lo fácil hubiese sido ponderar a Ricardo Darín, pero me ha parecido impresionante el trabajo de esta actriz, ya que, aunque evidentemente se vale de su aspecto andrógino (excepto por su culo y sus ojos, que siempre me parecieron de mujer) para hacer creible a esta adolescente con doble sexo, no se trata simplemente de eso, ya que su papel no es nada fácil y realmente me creí que tenía la edad que representaba (y no, en ese momento tenía ya 20 años). Así que tengo ganas de verla en otro papel para confirmar si realmente es tan buena como me ha parecido en esta película.
En resumen, una película para pensar y plantearte qué nos hace ser lo que somos.
4 ★ ★ ★ ★ ★
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